sábado, 10 de enero de 2009

Gerentes de grandes empresas

"El peligro es ingorar nuestros aspectos bárbaros. La belleza de la civilización es poder incorporar esta parte bestial, saber que existe y no asustarse." Jean Jaques Annaud, La Vanguardia, 12/12/08 (p. 48).
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(Redactado antes del nacimiento de Blanca)
Estos últimos meses las frecuento, hablo con ellas y las escucho. Son menudas y casi no se las oye salvo, imagino, en el momento culminante de su cometido. Y es que suelen hablar con hilillos de voz que obligan a aguzar el oído y prestar mucha atención. Seguramente sus principales clientes, esos seres que han de llegar, agredecen mucho esa presencia frágil y no estridente.

Parecen estar siempre volando por encima, supervisándolo todo, y sólo se dejan notar cuando realmente son necesarias, como los servicios de seguridad eficientes. Aunque nunca las encontraréis en las listas de "Empresarias del año", gestionan grandes empresas y proyectos de envergadura cuya actividad consiste en ayudar a que salga adelante... ¡la vida misma!. Sin embargo, en ocasiones se ven en la tesitura de acompañar despedidas inesperadas de seres que se van nada más asomar la nariz, o antes, cuando han decidido que esto no va con ellos. No sé si frecuentan las manifestaciones antisistema, pero algunas son muy radicales, porque trabajan con la raíz del ser humano: la creación de la vida.

Son las comadronas, doulas, instructoras de preparación al parto, asesoras de lactancia... No llevan traje ni corbata, porque utilizan las palabras y los oídos para ganarse el respeto de los demás. No son líderes religiosas, pero la información contrastada que transmiten contribuye a cambiar actitudes, desechar prejuicios y desvíar trayectorias vitales hacia nuevas formas de conocimientos y experiencias, hacia una cosmovisión moldeada también por nuestra esencia más animal y ancestral. Son el vínculo moderno con las sociedades matriarcales, con el conocimiento de las sabias antiguas, muchas de las cuales acababan sus vidas en hogueras alimentadas por el odio de la ignorancia. Son feministas posmodernas y completas, ecologistas y filantrópicas, que exigen el respeto al propio cuerpo empezando por el de la madre en el momento del parto y siguiendo, inmediatamente, por el de los seres indefensos que nacen.

Sus dominios empiezan en el territorio de lo más concreto: los fluidos corporales, la pelvis, el útero, las endorfinas, la oxitocina, la prostaglandina, y se extienden hasta las llanuras de lo universal: el sexo, la evolución de la especie, el cerebro humano, la antropología, la epistemología... El objeto de su trabajo es, en definitiva, la VIDA, el núcleo del que sale toda la civilización, la ciencia y la cultura.

En todo esto se interesan estas profesionales de la vida, esas mujeres aparentemente frágiles, menudas e imperceptibles que valoran el silencio, la oscuridad, la lentitud, la tranquilidad y que, por encima de todo, respetan al ser que ha de nacer y a su transportista, la madre.
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En reconocimiento al trabajo del equipo de profesionales de Marenostrum.
... y, hoy 7/12/2009, también a Alba Padró, que tanto nos ha ayudado, sobre todo los cuatro años anteriores.

2 comentarios:

Mireia dijo...

Gracias David, me he emocionado. No sabes en qué momento me pillas que esto es justo lo que necesitaba leer. Felicidades por la ampliación de la familia. Un abrazo fuerte,
Mireia

Unknown dijo...

Gracias por este regalo, David. Un abrazo.